Cuando he tenido la oportunidad de aconsejar a un jugador aficionado sobre su juego, siempre he hecho la misma recomendación: para mejorar el nivel y convertirse en un mejor jugador es importante dar clases con un buen profesor. No hay otro camino, se necesita un buen par de ojos que observen desde fuera en nuestro juego aquello que nos impida avanzar al siguiente nivel, rebajar unos golpes a nuestra tarjeta de forma regular, divertirnos con más con golpes de mayor calidad y sentirnos más satisfechos.
La pregunta ahora es cómo podemos localizar a un profesor que efectivamente nos ayude, que nos ofrezca un servicio profesional y que merezca una retribución consecuente. Puede que en este post encuentres algunas guías que te ayuden con la tarea:
Esto debe quedar claro: no necesitamos un jugador estupendo, necesitamos alguien que sea capaz de enseñarnos y ayudarnos a mejorar a nosotros, para esto es vital la competencia comunicativa, debe manejar conceptos teóricos, principios abstractos y debe ser capaz de transmitirlos, explicarlos y hacernos percibirlos. En resumen, nuestro instructor de golf debe ser un buen comunicador.
Dicho lo anterior, es de gran importancia su actitud, en general y hacia nosotros. La hora de clase debe ser de dedicación plena, para profesor y alumno, y el móvil debe estar prohibido salvo para fines didácticos. Ni que decir tiene que la puntualidad es un aspecto fundamental. Las posiciones de enseñanza están claras: frontal, la línea del objetivo, la línea del cuerpo y la espalda. Esto significa que estar en algún punto del planeta Tierra apoyado sobre un palo o con los brazos cruzados no es ninguna posición propia de una clase de golf, desde ahí es difícil que puedan diagnosticar qué debemos mejorar.
En este punto es, además, importante saber si tenemos afinidad personal con la persona que tenemos enfrente: hay personalidades distintas y puede no ser culpa de nadie que no disfrutemos uno de la compañía del otro pero estas condiciones no son las mejores para recibir ayuda para nuestro juego.
Aunque no necesitamos que nuestro profesor sea un jugador de golf excelente si debe tener los recursos básicos para poder demostrar lo que intenta explicar. Ver demostraciones es esencial para nosotros, la estimulación visual es mucho más importante que la oral. Una imagen vale más que mil palabras. Además, sería conveniente que hubiera competido o entrenado a jugadores de alto nivel bajo entornos de presión de la competición para entender la sensación que experimentan los jugadores y comprobar si lo que enseña funciona llevado a la práctica. Si vamos a confiarle la enseñanza de niños, es preferible que tenga un buen swing. Para los niños es complicado entender explicaciones verbales, pero sus ojos son como cámaras fotográficas y repiten todo lo que ven, de modo que mejor que lo que vean sea positivo.
Es importante que te asesoren correctamente en la compra de material para que sean herramientas que realmente ayuden a tu juego. Si te encuentras un momento en el que crees que necesitas un cambio de material, mi consejo es que preguntes a un experto que entienda de fitting, biomécanica y que pueda medirte con un monitor de lanzamiento para obtener datos más exactos sobre tu swing y poder recomendarte un material que potencie tu juego. Igual estás en un proceso de cambios técnicos y por lo tanto es mejor esperar, o haciendo un ligero cambio a tus palos puedes seguir usándolos sin tener que desembolsar una gran cantidad de dinero. También puede ocurrir que los cambies y que realmente no sean exactamente lo que necesitas, por ellos recomiendo invertir en un buen fitting antes de tomar decisiones apresuradamente.
Hoy en día la tecnología existe y además es un factor diferencial. Si bien es cierto que no todas las escuelas pueden o deciden invertir en ella, es ideal complementar la formación con tecnología que ayude a obtener datos más exactos de que lo que está ocurriendo. Esta información ayuda a nuestro profesor a entender y tomar mejores decisiones además de poder medir los avances. Los resultados se empiezan a ver antes y de manera más consistente.
Desde algo tan sencillo como un video-análisis con la cámara del móvil hasta monitores de lanzamientos como TrackMan. Haremos otro post sobre los distintos tipos de tecnología que se está utilizando pero en definitiva, lo que quiero haceros llegar es que, desde análisis de swing gratuitos que usan la cámara del móvil hasta la tecnología más puntera, la tecnología, aunque a diferentes niveles, está al alcance de nuestros profesores de Golf y depende del jugador la decisión de si quiere incorporarla y acelerar al máximo su aprendizaje mientras disfruta de una experiencia de clase de golf diferente. Y en relación con lo anterior, un profesor de golf tiene que estar actualizado, y leer sobre los avances, descubrimientos y nuevas tendencias que puedan ayudar a sus alumnos. Si un profesional de la enseñanza de golf lleva sin actualizarse 20 años es como un profesor de historia que enseñe a tus hijos que lo que está al este de Alemania es la URSS. Antiguamente se enseñaba con el ojo desnudo, transmitiendo sensaciones descritas por buenos jugadores, el problema es que la tecnología demuestra que hay una enorme diferencia entre las sensaciones de los buenos jugadores y lo que está realmente pasando en el movimiento de golf. Avances como TrackMan o investigaciones y softwares de análisis como Jacobs3D han revolucionado lo que sabíamos de las leyes de vuelo de la bola o la biomecánica del swing y quien no está actualizado en esto, por ejemplo, no entiende el swing de golf. En caso de que el profesor en cuestión no esté actualizado, el valor de toda la experiencia acumulada que tenga tras años en un campo de prácticas se habrá, en buena medida, desvanecido.
No debemos olvidar que lo barato suele salir caro. Si el precio de una clase no es digno de lo que cobraría un profesional es muy probable que el servicio que vayan a prestarnos tampoco esté a la altura.
Es deseable que el profesional en cuestión tenga algún tipo de formación aparte del golf. Esta es una labor compleja y muy distinta de la de jugar, que no solo está al alcance de una persona con formación académica, pero puede ser un buen comienzo. Además, si vamos a poner niños en sus manos, el profesor de golf debe ser un educador más y transmitir valores a los alumnos.
Un aspecto aseado y ordenado suele ser la carta de presentación de personas serias y disciplinadas, justo el tipo de profesional que necesitas para que se comprometa a intentar ayudarte.
Por último, pero no menos importante, déjate aconsejar por los resultados: pregunta a golfistas de tu nivel que están mejorando quién les está ayudando, pregunta a jugadores expertos en quién confían para aconsejarles. Si comienzas a escuchar un nombre con frecuencia, puedes estar en la pista.
Una vez que tengas algún nombre, puedes concertar una cita con él o con ella (no temas dar clases con mujeres, ya que con frecuencia son más comunicativas y más comprensibles), mantén una charla de golf, debe interesarse por tus pretensiones, escucha su diagnóstico y qué plan de trabajo te propone, qué método utiliza, etc. Si congeniáis y su perfil personal y profesional te satisfacen, puedes estar ante la persona que te ayude a llevar tu golf a donde tú quieres.
No olvides, eso sí, que en una disciplina tan compleja como el golf nada ni nadie garantizan el éxito inmediato, sé paciente, tu desarrollo va a depender de tu tiempo disponible para practicar, tus habilidades y otros muchas factores que no tienen que depender forzosamente de tu profesor. Por todo ello, trata de buscar el camino que creas que mejor te va a ayudar a disfrutar de esta apasionante deporte.
Daniel Colomar